sábado, 11 de julio de 2009

Guía 4 Economía -El Deseo-

ANEXO A GUIA 4 ECONOMÍA
TEMA: EL DESEO
CIBERGRAFÍA
• http://www.wordreference.com/es/en/frames.asp?es=deseodeseo.
• http://es.geocities.com/psicologiacl/psicoarticulos/articulos/deseo.htm
• http://www.samaelgnosis.net/revista/ser21/capitulo_01.htm
• http://filosofia.idoneos.com/index.php/Problemas_filosoficos/El_deseo
• http://www.ugr.es/~acero/fm/El%20deseo%20y%20la%20voluntad.pdf

DEFINICIÓN DE DESEO
1. Movimiento afectivo hacia algo que se apetece.
2. Acción y efecto de desear.
3. Objeto de deseo.
4. Impulso, excitación venérea.

DESEO = Anhelarlo con vehemencia.

¿QUÉ ES EL DESEO?
Quien quiera aniquilar el deseo debe descubrir las causas de este. Las causas del deseo se hallan en las sensaciones. Vivimos en un mundo de sensaciones y necesitamos comprenderlas, existen cinco tipos de sensaciones:
• Las visuales
• Las auditivas
• Las olfativas
• Las gustativas
• Las sensitivas
Los cinco tipos especiales de Sensación se transforman en deseo.
Así pues; las causas del deseo se hallan en las Sensaciones. No debemos condenar las sensaciones, no debemos justificarlas. Necesitemos comprenderlas profundamente.
Una imagen pornográfica hiere los sentidos y pasa a la mente, el resultado de ésta percepción es una sensación sexual que luego se transforma en deseo animal; una canción vulgar de tipo morboso después de pasa por el sentido del oído y por el centro-cerebral de las sensaciones se convierte en deseo sexual.
Vemos un lujoso coche, lo sentimos y luego lo deseamos. Probamos una copa deliciosa la percibimos con el olfato, sentimos sus deliciosas sensaciones, y después deseamos beber mucho, hasta embriagarnos, el olor y el sabor nos vuelven glotones y borrachos.
Quien quiera aniquilar el deseo necesita primero analizar intelectualmente las sensaciones y luego comprenderlas profundamente, es imposible con el intelecto comprender profundamente el concepto de contenido, encerrado en una sensación, el intelecto es tan sólo una mínima, fracción de la mente.
Si queremos comprender profundamente todo el contenido substancial de una determinada sensación de cualquier tipo, necesitamos indispensablemente de la técnica, de la meditación interna, es urgente comprender profundamente en todos los niveles de la mente.
Por otro lado, cuando escuchamos esta palabra “deseo”, inmediatamente viene a nuestra mente una percepción de sensualidad y sexualidad o tal vez una oleada de algo pecaminoso que se recibe como oscuro, oculto o en el mejor de los casos, privado. Esto, en algún momento puede ser verdad, pero el mayor significado del deseo es algo completamente distinto
El deseo es una energía espectacular. Algunas escrituras orientales dicen que "Dios creó el Mundo cuando sintió un gran deseo...", tal vez esto se nos trata de decir que el deseo es una poderosa fuerza capaz de crear cualquier cosa.
Pero, ¿por qué está tan mal entendido el deseo y por qué se nos enseña a esconderlo, anularlo, aniquilarlo, ocultarlo, negarlo, rechazarlo, detestarlo, etc.?
Ya sea por mala traducción o intención o ignorancia, entendemos este término como algo que es en cierta medida destructivo, pero si analizamos qué es lo que origina el deseo, entenderemos mejor el comportamiento humano. Cabe destacar que al estudiar el deseo estamos analizando energías que no pueden ser escondidas, anuladas, aniquiladas, ocultadas, negadas, detestadas ni rechazadas, ya que en la naturaleza la energía no se crea ni se destruye simplemente cambia de forma. De manera que no podemos catalogar el deseo como algo malo y culparnos por sentir deseo de algo. Cuando se nos enseña a resistir el deseo lo que sucede es que cambiamos el objeto del deseo, si se considera que desear algo es pecaminoso o inconveniente, se nos aconseja poner la atención en otra cosa, con esto, no se pasa el deseo, se acrecienta.
Hay enorme cantidad de deseos, pero es útil iniciar por conectarnos con nosotros mismos y analizar ese sentir, a partir de esto, podríamos ser portadores de una enorme cantidad de energía capaz de realizar mucho más de lo imaginado y sacar conclusiones supremamente importantes.
Cuando una madre con un hijo enfermo lucha, ora, pone fe, y finalmente logra la salud restablecida de su retoño, es el deseo de su corazón el que echa a andar la fuerza con la que logrará su objetivo. Y nadie podría tachar ese deseo de oculto o pecaminoso.
Si observamos que el deseo es algo que nace del corazón con gran fuerza y meditamos –esto es quedarnos sin pensamientos, entregándonos totalmente a la divinidad (cualquiera sea nuestra concepción de Dios)- y usamos ese instante con toda la fuerza de ese deseo para estar en comunicación interna, algo excepcional pasará en nuestro interior, pues estaremos moviendo el deseo desde un plano material hasta el más sublime y eso no puede ser algo corriente.
El deseo viene a ser una mezcla de lo que creemos que es deseo, con el entusiasmo, la determinación y lo que es voluntad, pues con ese "querer" podemos crear, en especial crearnos una vida mejor, más sana, más plena.
Como toda energía, es la calificación que le damos con nuestra mente la que hará sublime, oscuro, puro, morboso, sincero o egoísta el deseo de nuestro corazón; y también como toda energía tiene que cumplir su cometido, no puede quedar oprimida, encerrada sin salir, hay que darle una meta a cumplir, un propósito.
Imagineros la corriente eléctrica, es energía graduada de diferentes formas, capaz de encender una pequeña chispa como también de echar a andar una planta atómica.
También puede dar calor para cocinar alimentos de una familia hambrienta o de hacer funcionar una silla eléctrica o algo peor. Si cuando puede cocinar alimentos la encontramos maravillosa, no sucede lo mismo con lo de la silla eléctrica.
Sin embargo, se trata del mismo principio que convierte la energía en la acción que requerimos.
Lo mismo es con el deseo, es nuestra intención, propósito, metas lo que la califica. El deseo en sí es energía maravillosa, salida del corazón de Dios.

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